Después de haberle dedicado a Pisa toda la mañana, comimos en un restaurante típico de cocina tradicional, muy visitado por los locales y recomendable para comer rico, la Trattoria S. Omobono, y salimos de camino a nuestra siguiente parada, el pueblo de San Gimignano, donde pasaremos toda la tarde de este día. Ambas ciudades pueden visitarse como veis en un solo día si se tiene el tiempo ajustado como nosotros.

A 1 h 30′ en coche aproximadamente llegamos a esta ciudad medieval amurallada conocida por sus torres, que ofrecen vistas espectaculares del paisaje toscano, por algo le llaman la Manhattan de la Toscana.
Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En la época del esplendor de la ciudad, los comerciantes adinerados competían para ver quién tenía más poder o influencia construyendo torres a cada cual más alta que la del vecino, como símbolo de ostentación. Se construyeron más de 70 torres de las que actualmente quedan solamente 13 y a alguna de ellas se puede subir para ver las vistas de la ciudad desde allí. Cuando la peste asoló Europa, diezmó la población de San Gimignano y marcó su declive político y económico, pasando a estar bajo la órbita de Florencia.
Al igual que en Pisa, como vamos a dedicarle medio día, tendremos que centrarnos en las visitas más imprescindibles o emblemáticas de esta ciudad, pero no es demasiado grande. Y lo mismo que en las anteriores, hay que dejar el coche en algún aparcamiento fuera de las murallas de la ciudad.
Torres de San Gimignano
Como ya hemos mencionado, hablar de San Gimignano es hablar de sus torres, algunas de las más conocidas son la Torre del Diablo, y conocida sobre todo gracias al videojuego Assassin’s Creed, la Torre Grossa, (en la Plaza del Duomo), la más alta de la ciudad con 54 m y una de las pocas a las que se puede subir para disfrutar de las vistas, o la Torre Rognosa, que es la torre del palacio municipal, y tiene 51 m de altura.

Plaza de la cisterna
Es la plaza principal de la ciudad, y su nombre viene del pozo del siglo XIII que está situado en su centro. Situada junto a la Plaza del Duomo, era un lugar de mercado y fiestas populares en aquella época. Está rodeada de bellos palacios y torres medievales, por lo que merece la pena hacer una parada y deleitarse con esas vistas, además de probar el famoso vino Vernaccia di San Gimignano, un vino blanco local o comerte un delicioso helado artesanal de la Gelateria Dondoli, situada en uno de los laterales de la Plaza.
Vias San Mattero y San Giovanni
Son las dos las principales arterías de San Gimignano, repletas de bares, restaurantes y tiendas de artesanía y souvenirs y rodeadas de casas de piedra, torres, iglesias, hostales para peregrinos, fuentes medievales y palacios de la nobleza.
Plaza del Duomo
Esta plaza fue en el pasado el centro de la vida religiosa y política de la ciudad y está también rodeada de palacios y torres medievales. Entre ellos, el Palazzo del Popolo (o Palazzo Comunale) y el Palazzo Vecchio del Podestà, con la Torre Rognosa. Aquí se encuentra también el Duomo o Colegiata de Santa Maria Assunta, el edificio religioso más importante de la ciudad. Esta iglesia románica del siglo XI impresiona por la decoración interior con frescos de escenas bíblicas que cubren sus paredes. La Oficina de Turismo se encuentra también en esta plaza.

Iglesia de San Agustin
Esta iglesia del siglo XIII, situada en la plaza del mismo nombre, es merecedora de una vista también. Aunque su exterior es bastante sobrio, su interior alberga unos frescos impresionantes de la vida de San Agustín entre otros, pintados por Benozzo Gozzoli en las paredes del coro. La entrada además es gratuita.
Cerca de esta iglesia se encuentran varios museos de la ciudad, como el arqueológico.



Callejear por San Gimignano y recorrer sus rincones es imprescindible para sentirse en una ciudad de la Edad media. Al terminar la tarde salimos hacia Siena (1 h aprox) y nos alojamos allí.
