Como no necesitábamos el coche para movernos estos días anteriores por la ciudad, hoy es el día que recogemos el coche alquilado para hacer este recorrido de hoy y mañana seguir camino por nuestro itinerario. Seguimos alojados en Ciudad del Cabo, esta excursión puede hacerse de ida y vuelta en el mismo día.
No se puede concebir un viaje por Sudáfrica en el que no se incluya una visita al Cabo de Buena Esperanza. Se trata del extremo de un país, de un continente. Pero es que además por el camino se encuentran maravillas de la naturaleza.
El viaje en coche desde Ciudad del Cabo hasta el Cabo es de casi una hora y media. Pero lo mejor es no hacerlo por el camino más corto, sino bordeando la costa para ir viendo todos los pueblos, playas… etc.
Comienza el recorrido desde la zona de Camps Bay (el Beverly Hills de Cape Town) hacia Hout Bay.
En Hout Bay podrás admirar un bello paisaje. La ciudad se encuentra acurrucada en el interior de una bonita bahía rodeada de altas montañas. Al llegar al puerto tendrás la ocasión de embarcarte en un barco para ir a saludar a la gran colonia de leones marinos que ha tomado posesión de la Isla Duiker. La cantidad de leones marinos y aves que las ocupan han convertido a Hout Bay en un lugar turístico, todos los barcos que llegan hasta Duiker Island parten de allí.

Hay varias empresas en el puerto que realizan esta excursión, pero la mayoría de ellas termina a mediodía, así que no lo dejes para el final.
Si continúas tu ruta hacia el sur, la cornisa que hay bajo Chapman’s Peak te ofrece espléndidos panoramas. Recorriendo la costa llegas a la playa de Muizenberg, con sus cabinas coloreadas que se encuentran en la playa y que son una auténtica atracción para el turismo. La playa es de arena blanca, y el contraste con estas casetas de colores hace que sea una de las fotografías típicas de esta zona.

Cerca de Muizenberg, si te fijas bien en lo alto del acantilado que da paso a la playa en False Bay, hay un puesto de “vigilante de tiburones”. Cosas de Sudáfrica. Desde este alto la bahía tiene unas vistas preciosas.
Al final del paseo encontrarás una gran colonia de pinguïnos africanos del cabo en Simon’s Town. El entorno es muy agradable, y el espectáculo que ofrecen estos pequeños animales que se pasean por la playa es siempre genial. Los Jackass penguins, alternan las frías aguas del Cabo con madrigueras que construyen en la arena (muchas son artificiales) donde ponen sus huevos. Se puede entrar por el primer acceso, o continuar por el puente de madera hasta el final donde hay otro acceso. Se paga sólo en uno de ellos (76 rands por cabeza) y sirve para ambas entradas. En la del final puedes entrar directamente a la playa (Boulders Beach) y pisar la arena, maravillándote del paisaje de piedras enormes en el agua y arena blanca.

El mítico Cabo
En el extremo de Sudáfrica, al sur del continente africano, se encuentra el Cabo de Buena Esperanza, uno de los lugares más especiales del mundo por la sensación de estar al final del mundo. No obstante, conviene saber que el cabo de Buena Esperanza es el más conocido y celebre, pero no es realmente el que está más al sur. El más meridional es el Cabo de las Agujas, al pasar Hermanus, y que visitamos en este recorrido. Actualmente, la reserva del cabo de Buena Esperanza está inscrita en el Patrimonio Mundial de la UNESCO.
La Península del Cabo forma parte del Parque Nacional Table Mountain. Hay que pagar a la entrada del parque para poder recorrer este paisaje (147 rands por cabeza). Ojo porque hay que volver antes del cierre o te ponen una multa. Recorriendo la carretera hasta el final llegamos al extremo de la costa, donde está el cartel que indica que has llegado.

Es uno de los lugares más ventosos del planeta: los vientos dirección sudeste de la primavera y el verano dan paso a los de dirección noroeste del otoño y el invierno. No es extraño que los petreles y los albatros vivan en la zona aprovechando las corrientes para volar.
El faro se encuentra a 45 minutos andando aproximadamente. Hasta allí se puede llegar caminando o con un teleférico desde el aparcamiento (cuando fuimos nosotros estaba cerrado). Desde lo alto verás un increíble panorama de 360º y una vista inigualable de un punto a otro. Resulta imposible ir más lejos.
El origen del nombre del Cabo de la Buena Esperanza viene del primer europeo que consiguió llegar al cabo, Barlomeu Dias en el siglo XV. El navegante bautizó este cabo como el Cabo de las Tormentas. Sin embargo, el rey de Portugal Juan II lo renombró para dar ánimos a los marineros portugueses para abrir la ruta entre Portugal y la India, así que le cambió el nombre a cabo de la Buena Esperanza. Lo terminó de cruzar el navegante Vasco de Gama y colocó allí una cruz.

Como curiosidad, existe la leyenda de un barco fantasma, el Flying Dutchman (el Holandés Errante). Dicha leyenda cuenta que el Flying Dutchman, capitaneado por Hendrik van der Decken, nunca llegó a puerto y fue condenado a navegar para siempre jamás. Os recuerda a «Piratas del Caribe»?
Volvemos hacia Ciudad del Cabo y nos alojamos de nuevo por última noche.

